UDeRM eleva para su debate y aprobación para el próximo pleno del mes de Marzo, la siguiente moción

Fuente:
villadealhama.es

"Inclusión en el catálogo etnográfico de Alhama de Murcia de la escultura del Sagrado Corazón de la pedanía de el Berro"

En un sistema democrático y de legalidad como el que rige en nuestro estado, la Ley, en sentido amplio, se convierte en la regla de juego para todos los ciudadanos y cuyo último fin es armonizar los intereses generales y la solución a conflictos que la propia sociedad genera. A veces, y son múltiples los ejemplos, nuestros gobernantes pierden de vista el fin último que debe inspirar a cualquier texto legal, y regulan aspectos que sorprenden a la ciudadanía pues intentan imponer dictados contrarios a los usos, costumbres, tradiciones e incluso cultura en la que ha vivido nuestra nación.

Un claro ejemplo lo tenemos presente estos últimos días, copando las primeras páginas de todos los periódicos regionales, caso que pone en evidencia, una vez más, que cualquier regulación legal para no perder su legitimidad social no puede separarse de la realidad y de lo que la ciudadanía pide y exige en cada momento. Nos referimos a la polémica surgida por la denuncia interpuesta por el abogado José Luis Mazón, quien junto con un grupo de juristas ha presentado un recurso ante la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia para solicitar la retirada del Cristo de la pedanía murciana de Monteagudo del espacio público, e incluso llegando al absurdo de presentar una denuncia ante el Ministerio del Interior en el que ha pedido la apertura de un expediente al delegado del Gobierno en Murcia, Rafael González Tovar, por tachar la iniciativa como "despropósito", entre otras cosas.

La petición, que ha generado una gran controversia, se basa en la llamada 'jurisprudencia Lautsi' del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, que recientemente obligó al Estado italiano a retirar los crucifijos de las aulas de los colegios públicos. En concreto, este tribunal establecía que «la exposición obligatoria de un símbolo de una confesión concreta en el ejercicio de la función pública, respecto a situaciones específicas sujetas al control gubernamental, en particular las aulas, restringe el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, así como el derecho de los niños a creer o no creer».

El TEDH añadía que «esta medida (la colocación de crucifijos en las aulas de centros educativos públicos) vulnera estos derechos toda vez que las restricciones son incompatibles con el deber del Estado de respetar la neutralidad en el ejercicio de la función pública, en particular en el ámbito de la educación». Con carácter previo a esta iniciativa judicial, los impulsores de la misma se habían dirigido al Ministerio, recordando que la citada sentencia del TEDH «configura el derecho de libertad religiosa en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, obligatorio en España», e instando a la Administración General, «en cumplimiento del derecho fundamental a la aconfesionalidad del Estado, del artículo 16 de la Constitución, a la retirada de la estatua del fundador del Cristianismo».

Toda la sociedad murciana ha tildado esta pretensión, amparada en la legalidad vigente, de insulto a la historia, tradición y cultura no solo murciana, sino española, y es que una ley no puede amparar pretensiones como las ejercidas por este abogado, pues la ley está para dar respuestas a las necesidades de la población, y aquí se ha extralimitado en su función para dar cobertura a un afán de notoriedad y de cubrir páginas de prensa al que obedece tal disparate, a nuestro parecer. Pero bien es cierto que la Ley puede llegar a amparar acciones tan fuera de contexto como la presentada por este grupo de abogados.

En nuestro Municipio, al igual que en muchos otros municipios de toda España, tenemos, porque forma parte de nuestra historia y nuestras raíces, numerosos ejemplos de exaltación del sentimiento religioso mayoritario de la población, y sin duda uno de ellos, emblema de la pedanía y admirado y respetado por todos los vecinos, es el Sagrado Corazón que se erige en el Berro, y que se ha convertido en imagen turística de la Pedanía y de nuestro municipio. Esta imagen se encuentra en zona pública y las comparaciones con el Cristo de Monteagudo están servidas, y estamos seguros de que la respuesta, no sólo de los berreños, sino de todos los alhameños, sería tan virulenta como la de los murcianos, ante un caso parecido. No podemos olvidar que la sentencia podría ser aplicada para todos los casos en que concurriese el mismo hecho, y creemos sinceramente de que debemos actuar, como lo ha hecho el municipio de Totana, Abanilla, Caravaca y otros, que sin duda alguna, se irán sumando para defender su patrimonio, historia y cultura.

Nuestro catalogo etnográfico, que fue redactado y aprobado junto con el PGMO de Alhama de Murcia, recoge aquellas construcciones, instalaciones y parajes de nuestra localidad que merecen una especial protección por formar parte de nuestra historia, tradiciones y de nuestro legado, y que por ello se han recopilado dentro en este catálogo para asegurar su protección así como evitar su deterioro progresivo, así recogemos desde las ermitas de las pedanías, entre ellas la de el Berro, molinos como el del Berro, Despeñaperros, Molino Nuevo, Molino del Marqués, el Palomar de la Costera, El Almacén del Esparto, el Aljibe de las Cañadas, pozos de la nieve, caño del agua…etc., pero, quizás por error, no se introdujo el Sagrado Corazón de el Berro, pues razones sobradas tiene para ello, vista la tipología de construcciones que se protegieron con su inclusión en este catálogo.

Por todo lo expuesto este grupo propone al Pleno Municipal del Ayuntamiento la adopción de los siguientes acuerdos:

PRIMERO: Incluir, dentro del catálogo etnográfico de Alhama de Murcia, como documento integrante del PGMO de Alhama de Murcia, el Sagrado Corazón de la Pedanía de El Berro, con la protección que los técnicos municipales determinen.

SEGUNDO: Manifestar el apoyo de nuestro ayuntamiento tanto al Excmo. Ayuntamiento de Murcia, y en concreto a su pedáneo de Monteagudo, así como al Delegado de Gobierno por su apoyo incondicional y defensa de los sentimientos manifestados por gran parte de los murcianos, y nuestra repulsa y rechazo ante las acciones emprendidas por los abogados mencionados

SEGUNDO: Solicitar de las fuerzas políticas que conforman este Consistorio Municipal, su compromiso y adhesión a esta iniciativa que presentamos en esta Moción para su estudio y aprobación.

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