Tadeo Tornel, «ymbentor de ynstrumentos de música»

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APUNTES DE VIDA, OBRA Y TRAYECTORIA ECONÓMICA

El veinte de febrero de 1729, cuatro años después de la boda, nacía en Alhama de Murcia un niño a quien en su bautismo1, celebrado en la parroquial siete días después, se le impusie­ron los nombres de Antonio Thadeo León, hijo de Joseph Tornel y de Cathalina Torres, ambos ya viudos de un matrimonio anterior,. Sólo sus abuelos por línea materna eran naturales de la villa; los otros, Ginés y María Balbanea, eran naturales de la ciudad de Murcia2. Fueron sus compadres D. Bartholomé y Da Francisca Solana, volviendo a ejercer aquél la misma función que había desempeñado en tres de los cuatro vastagos del anterior matrimonio paterno y que reiteraría en los dos sucesivos nacimientos de Ginés y Rosa María (vide Mapa Familiar en Anexo).

En 6-XI-1733, la familia Tornel efectúa la primera compra de propiedades de la que tene­mos noticia: se trata de una casa de morada, de la que no se especifican medidas, en la calle de La Corredera3, con linderos a la calle Angosta, por el reducido valor de 600 reales, inversión que se prolongará en 1736 con tres celemines y medio de regadío en la huerta de la villa, apre­ciados en 277 reales.

El establecimiento se habrá de ver ampliado en 1745 cuando Felipe, tercero de los cuatro hijos del primer matrimonio de Joseph, ya casado desde 1737 con Josefa Torres, compre, por la ya más abultada suma de 1700 reales, otra casa, también en La Corredera y con linderos a la Angosta como los de su padre.

Un año más tarde, ante el escribano Antonio de Falzes, comparecen éste y su esposa Catalina para otorgar testamento conjunto. En su testimonio, el varón, tocado ya por la enfer­medad, declara que sólo restan de su primer enlace 80 reales líquidos para repartir entre los dos hijos supervivientes; ahora, ambos confiesan haber llevado, de por mitad, 1000 reales, traduci­dos exclusivamente en bienes muebles. Hechos todos que no vienen sino a refrendar la mo­destia del círculo familiar de los Tornel.

Nada volveremos a saber del patriarca aunque, sin embargo, iremos asistiendo al progre­sivo afianzamiento social de los dos hermanastros de Tadeo, Felipe y Joseph: en este último quedaría rematada en 1758 por subasta pública «el diezmo de miel, cera, potros, burros, muletas y demás agregados, pertenezientes a las terzias dezimales» de la villa, en la cantidad de 283 reales; después, en 1761, venderá un solar de su propiedad de 12 varas de ancho, nuevamente en la calle Angosta, por 500 reales.

En 1764, él y Felipe habrán de reaparecer en Murcia, compareciendo ante el correspon­diente notario apostólico como fiadores de otro Joseph, hijo de este último, a quien se le había conferido la sacristía de la parroquial de Santa Catalina, la más señorial de la ciudad, «co« la precisa circunstancia de que aya de dar fianzas a satisfacción de Dn. Francisco Tuero, pres­bítero y mayordomo fabriquero, para en caso de faltar alguna alaxa de dicha sachristía y de las questán y deven estar al cargo de el sachristán»4. Con este objetivo, ambos hermanos hipotecaban propiedades, una casa y una viña, que sumaban el valor ya bastante crecido de 9500 reales.

La primera noticia acerca de Tadeo nos lleva a 1767 cuando, con 38 años y establecido ya en Murcia, se incluye su nombre en la relación de hermanos de la Cofradía de Ánimas de la parroquial de San Nicolás, de donde era feligrés5. Ninguna mención se hace en ella a su oficio; sin embargo, el 17- VIII- 1770, con motivo del otorgamiento6 de un poder a su sobrino homóni­mo, otro de los hijos de su hermanastro Felipe, para que lo representase como fiador de Miguel Sancho, vecino de Alhama a quien se le había conferido la administración de la venta del taba­co, ya se presenta como «músico de la capilla del convento de Corpus Christi, religiosas agustinos»7.

Con tal empleo figura en 3-IV-1769 cuando, ante el escribano Francisco Jiménez Ortega, comparece en compañía de Jaime Prats, «maestro de la Capilla o congregación de músicos, agregada al convento de Corpus Christi, religiosas agustinas descalzas», Nicolás Marín, Pablo Pretel, Manuel Lipán y Nicolás Olivencia, para otorgar al procurador madrileño Joseph Palacios Santamaría el necesario poder para que les representase ante el Consejo de Castilla, con el fin de obtener «la aprovación de las ordenanzas que para su mejor gobierno, estabilidad y sub­sistencia tienen establecidos entre sí dicha congregación de músicos». Poder que se ampliará en 12- VII- 1769 a procuradores y agentes de negocios de Murcia, Madrid, Granada y Toledo, mediante la correspondiente nueva escritura, en la que figura ya con el cargo electo de Comi­sario de la Capilla8.

Dos años más tarde dará comienzo un largo proceso acumulativo de propiedades en Alhama que deberían jugar un importante papel, tanto a la hora de impulsar su consideración y prestigio como de cimentar la fortaleza de su taller9. Así, entre 1772 y 1789, su inversión alcanzará el total de 30097 reales, centrada fundamentalmente en la adquisición y ampliaciones sucesivas de la vivienda familiar, con fachadas a las calles Larga y Angosta, así como en la compra de olivos, viñas y tandas de agua para el riego.

En lo que respecta a las casas de morada y sus anejos, al núcleo inicial adquirido en 1779 en la calle Larga por 1000 reales, se agregarán, en 1781, además de un apéndice, y una casa y un corral con frentes a la calle Angosta, por valor de 1385, otro edificio, anexo al primitivo, procedente de un intercambio de propiedades con la familia Morales: ésta recibiría una viña en el pago del Aljibe, valorada en 1030 reales, a cambio de cederle a Tornel una casa de morada, compuesta de bodega, un cuarto y una cámara tejada sobre éste, de 32 x 20 palmos, en la Lar­ga, valorada en 1563 reales (de los que se obligaba a reembolsar la demasía) y destinada indis­cutiblemente a ampliar la suya, con la que lindaba por el mediodía y poniente10.

El primer trabajo del que tenemos conocimiento y en el que ya se manifiesta como un maestro de prestigio en su arte, sin que en ningún momento se nos informe del modo y el ambiente en que se produjo la adquisición de sus conocimientos", nos remite a 1774, con la tardía edad de 45 años, a propósito de la venta de un clave para la catedral de Orihuela. Así, en un testimonio incluido en el libro de fábrica de ese año y firmado por el escribano Juan Ramón de Rufete se da fe de que el canónigo D. Ramón Albornoz, asimismo Provisor y Vicario general de la diócesis, junto al regidor D. Joseph Balaguer, ambos vocales de la Junta de Fábrica, en fuerza de la comisión que se les había conferido el veintitrés de diciembre para la compra de un clave, habían viajado hasta Murcia, en compañía del organista D. Manuel Campos, «en solici­tud de su ajuste y compra con el artífice Dn. Thadeo Tornel, la que había echo efectiva, con conocimiento e inteligencia de dichos señores comisarios y otros prácticos al mayor benefi­cio de esta fábrica, en suma de doscientas veinte y ocho libras, moneda de este reyno, y

Lámina 1: Vista general del triple instrumento de Tadeo Tornel, construido en 1777 y perteneciente a los fondos del Museo Arqueológico de Murcia.

conducídolo a esta' ciudad y su Santa Yglesia, asegurando los inteligentes ser pieza de la mayor curiosidad y arte»12.

Tres años más tarde, en 1777, ñrma la que hacía el número veinte de sus obras, una de las dos únicas conservadas13 y, desde luego, la más interesante tanto desde el punto de vista organológico como del histórico-social de la Región de Murcia: se trata, presumiblemente, de un singular instrumento triple, pensado para combinar un clavecín, un pianoforte y un órgano, este último sólo en la parte de los tiples (Lámina 1).

El hecho de tener encerrados todos sus mecanismos dentro de una caja cuyo aro presen­ta la doble curva característica de los clavecines de la familia Hass de Hamburgo, notablemente Albrecht, en contraposición a los de aro curvo con punta quebrada en su extremo, de influen­cia italiana y conocidos y copiados en España desde el siglo XVI (vide colección Alain Vian), plantea interesantes preguntas acerca de su aprendizaje y, desde luego, confirma el sofisticado nivel de conocimientos del maestro14. La conservación de algún clavecín con esta misma forma en Andalucía, así como el pianoforte del Museo Provincial de Bellas Artes de Sevilla, del tiem­po de Carlos IV, con 61 notas como el de Tadeo Tornel y la señalada característica del aro en doble curva, podrían servir de sugerente pista que convendría explorar, en orden a arrojar lu/ sobre los mecanismos de adquisición de sus conocimientos y habilidades. Con todo, tampoco puede descartarse por imposible un viaje de Tornel fuera de los estrechos límites de Murcia, tal ve/ a la Corte, mediante el que conocería de primera mano la depurada técnica de construcción de estos instrumentos y conseguiría la rara habilidad con la que llegó a conocérsele, siendo como era hijo de un labrador y no habiendo en su entorno ningún familiar relacionado con la música, a excepción de su sobrino el sacristán.

Por otro lado, no debemos perder de vista importantes presencias extranjeras cercanas como la del ingeniero alemán Juan Jorge Graubner, nombrado por el rey director de las nuevas reales fábricas de calamina de Alcaraz, quien contrata en 1776 con el maestro de obras local Juan Navarro las obras del edificio que iba a albergarlas, con 200 pies de largo y 24 de alto, por 106000 reales15, con toda la afluencia de técnicos, artesanos y, en general, gentes ilustradas que ello supuso, o la publicación en 1775 de la Introducción a la Historia Natural y a la Geografía Física de España, del irlandés William Bowles, impulsor de las Sociedades Econó­micas de Amigos del País, y quien, en su viaje a través de la Península, se vio acompañado de un importante séquito de científicos alemanes; hechos que apuntan en la dirección de unos notablemente fluidos intercambios de ideas e influencias prácticas entre un lado y otro de los Pirineos.

La circunstancia añadida de una muy poco frecuente hibridación de tres instrumentos no hace sino agrandar ante nuestros ojos la figura del constructor, su capacidad de inventiva y preparación y su adelantada pertenencia a unos momentos en los que la sociedad buscaba y aplaudía cuantos nuevos hallazgos, exitosos o no, se producían en el arte de la tímbrica musi­cal: Franklin, mejorando los principios de la Armónica Térmica, para crear su Glassharfe que fascinaría a Mozart; Haydn gustando de escribir para instrumentos «distintos» como el Baryton (1762-1770), la Lauten-lyra (1764), laLyra organizatta (1777), los relojes musicales o Flóten-Uhr (1780-93) e incluso para muñecos mecánicos como la ópera para marionetas de 1777 Philemon und Baucis. Época plena de invenciones como la del Lyrichord por Plenius (1741) o la delLautenklavecimbelpor Zacharias Hildebrandt (ca. 1750), instrumento descrito por Agrícola, a su vez, discípulo de Bach. Momentos, en definitiva, para el triunfo del clarinete que tanto iba a influir en el nacimiento de la orquesta sinfónica moderna, y del uso generalizado en los órga­nos de las cajas de eco, para el logro de los tan ansiados efectos de expresividad sonora16.

La más cercanas referencias sobre esta excepcional obra de Tomel podemos encontrarlas en los instrumentos construidos por el inventor belga Joseph Merlin (Huy -1735-, Londres -1803-), llamado en su tiempo «The Ingenious Mechanick» y miembro de la servidumbre del duque de Alba, a la sazón embajador español ante el gobierno británico. Entre 1770 y 1777, construiría y patentaría varios Compound-Harpsichord, clavecines combinados con mecanis­mos de piano (colección Sedlemaeyer -1770-) o de órgano (Colt-collection -1775-), e incluso un sistema gráfico para la recogida de la notación musical (Bayerisches National Museum -1780-). Sin embargo, ninguno de los ejemplos descritos contiene de forma simultánea, sin duda con la deliberada intención de combinarlos, los tres sistemas de emisión sonora que presenta el de Tornel.

Nada se sabe del modo como llegó a formar parte de los fondos del Museo esta pieza ni de para quien fue construida. Sí se tiene noticia de que, en el inventario de la Casa Riquelme, a fines del XVIII, al hacer balance de los instrumentos musicales, se incluye «un clave de marca mayor, con maullos y plumas y numerosos registros, valorado en 6500 reales de vellón». Nada se puede asegurar; pero el que contase con macillos, es decir mecanismo de pianoforte, y plumas, de clavecín, indicaría, por lo menos, la inusual convivencia de ambas opciones en una misma unidad. La alusión a los «numerosos registros», bien podría referirse a los cuatro pedales para efectos y conmutación de mecanismos, y rodilleras para el uso de los fuelles del ingenio de Tornel, o de auténticos registros de clavecín, en cuyo caso no hablaríamos de la misma pieza. Sin embargo, la diferencia de tasaciones entre el clave de Orihuela, valorado en 228 libras, es decir, unos 3430 reales17, y el de los Riquelme, no parece que pueda deberse tan sólo a un mayor número de registros sino a otro tipo de complejidad en el instrumento, prove­niente de raíces más estructurales18; en este supuesto, las probabilidades hacia la identifica­ción con el invento de Tornel, con dos fuelles de órgano, tubos de flauta, dobles mecanismos y palancas para conmutación de uno u otro uso, serían mucho mayores.

De lo que no queda ninguna duda es de que ya era un instrumento famoso en 1878 cuan­do el, ya citado más arriba, anónimo autor19 del Semanario Murciano lo describe perfectamente en la segunda entrega de sus «Apuntes para la historia de la música en Murcia». Y, así, dice: «Tadeo Tornel, músico y compositor de la Capilla de Madres Agustinas de quien se conser­van varios pianos de cola, prueba evidentemente que muchas de las invenciones y mejoras que se admiran en el día no le eran desconocidas. Así lo acredita en el Clave que perteneció a D. Manuel Higinio y que creemos existe en el pueblo de Librilla, el cual tiene tres cuerdas por tecla, cinco octavas de extensión, flauta travesera a la 8a, dos pedales para la modifica­ción del sonido y dos fuellecitos con sus correspondientes resortes para moverlos fácilmente con las rodillas. La inscripción de este instrumento dice: Tadeus Tornel me foecit. Murcia 1777 n° 20»20. Una descripción perfectamente ajustada (para ser justos son cuatro los pedales que presenta), hecha por un conocedor de primera mano de la obra en cuestión.

Semanas más tarde, con fecha de 30 de julio de 1878, Julián Calvo21, en respuesta al artí­culo señalado, escribe: «Al llegar al párrafo en que se refiere el articulista a la fabricación de pianos por D. Tadeo Tornel, sin tratar de enmendar su notable trabajo ni de ofenderlo, diremos que el piano22 con flauta travesera que se refiere existe todavía en casa de los Sres. Higinio, pero con la flauta de menos, pues la quitaron los hijos del Sr. Cañizares, para construir otro instrumento que no se terminó por causas agenas a ellos»23.

Y, a continuación, prosigue alabando sus excelencias y singularidad señalando: «De paso diré que bien pudiera la comisión arqueológica adquirir el piano de que acabo de ocuparme, para su conservación y por ser de verdadero mérito, en cuanto concierne a su antigüedad y al arte musical de esta provincia, así como también debieran gestionar para traer al museo lo que resta de la caja del órgano antiquísimo que tuvo la Sta. Iglesia Catedral; por lo cual nos atreve­mos a suplicar lo haga, en nombre de las Bellas Artes, así como de todo amante a ellas, a la mencionada comisión, al Iltmo. Ayuntamiento y a la Excma. Diputación Provincial, puesto que el primero, piano, podrá adquirirse por una cantidad módica, y la segunda, caja de órgano, quizá se obtendría en una forma digna de los señores Comisarios de la Fuensanta y del Iltmo. Cabil­do eclasiástico»24.

El veintiocho de febrero de 1778, tiene lugar en Murcia uno de los hechos más relevantes de la carrera profesional de Tornel: su admisión como miembro de reconocido prestigio en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, el mismo día en que también era admitido Salzillo y con la misma relevancia que se otorgaba al más encumbrado escultor diocesano. Así lo ates­tigua la correspondiente acta, según la cual, «enterada la Sociedad de que el Sor. Dn. Fran­cisco Zarzillo, zélebre y famoso artífize de escultura, el Sor. Dn. Pedro Muñoz, que lo es de pintura, y el Sor. Dn. Thadeo Tornel, ymbentor de ynstrumentos de música25, pretenden in corporarse a esta Sociedad, desde luego los admite en la clase de socios como profesores sobresalientes, exemptos de la contribución anual, sino en el caso de que, boluntariamente, la quieran hazer»26.

El catorce de abril de 1783, en la parroquia de San Nicolás de Murcia, tiene lugar el bau­tismo de Hermenegilda, primera de los seis vastagos conocidos27 de su presumiblemente tar­dío matrimonio con Catalina Carrasco, natural de Mazarrón28. Padrino de los tres primeros neó­fitos, dos de ellos gemelos, sería el sacerdote trinitario fray Francisco Carrasco, de seguro pa­rentesco con la madre; de los tres últimos, lo será D. Joseph Tenza, vecino de Abanilla y Fami­liar del Santo Oficio, circunstancias que nuevamente apuntan hacia unas relaciones sociales de indudable privilegio.

Desconocemos con exactitud la fecha del fallecimiento del maestro aunque debió suceder entre 1792 y 1793. En efecto, el 20-1-1792, su sobrino homónimo, administrador de correos en la villa de Alhama, compraba cinco celemines de viña en el pago de Las Tapias, lindante por mediodía con tierras de «Thadeo Tornel, maior»29. Ninguna especificación alude a la perte­nencia a sus herederos, algo que sí ocurrirá años más tarde. Catorce meses después, en 16-111-1793, Catalina Carrasco compraba una corriente de agua de Espuña, en su calidad de «viuda de Dn. Thadeo Tornel, desta propia vecindad»™. La posición en que ésta quedó tras la muerte de su marido, como vemos por el mapa de familia bastante mayor que ella, debió ser bastante holgada: entre 1796 y 1803 seguirá la estela del difunto comprando nuevas propiedades, entre viñas, agua y oliveras, por un valor global de 5050 reales de vellón, sin que se registren ventas de ninguna especie31.

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