Tadeo Tornel, «ymbentor de ynstrumentos de música»

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  1. Archivo Parroquial de Alhama (A.P.A.), Libro Bautismos VII, f.29.
  2. Entre 1694 y 1698 se registran en la parroquial de San Antolín de Murcia los bautismos de Bartholomé, Nicolás y Ginesa, hijos de este enlace. Archivo Parroquial de San Antolín, libros de bautismos IX, ff. 214, 237, y X, f. 9. Sin embargo, no aparece Joseph, ya que, según se afirma reiteradamente en las actas de bautismo de sus nietos, habia sido bautizado en la parroquial de San Andrés, hecho imposible de comprobar al haber desapa­recido sus archivos durante la Guerra Civil.
  3. Esta calle, sin duda la de más tráfico de la villa, no era sino la continuación del camino de Murcia y la salida hacia Totana, después de rodear la parroquial y pasar frente a los Baños. Dicha vía junto a la Angosta y la Larga discurren todavía hoy de forma paralela, contigua y sucesiva, conservan sus antiguas denominacio­nes y quedaron vinculadas a la familia Tornel, de una u otra manera, hasta el presente.
  4. Archivo Parroquial de San Nicolás (A.P.S.N.). Libro Fábrica de Sta. Catalina (1721-1764), ff.258v.-260. La figura de los sacristanes, personajes de fundamental relevancia en la vida de las parroquias, va general­mente ligada, en el ámbito castellano, al desempeño de la organistía. El hecho de precisar unas abultadas fian­zas para asumir el cargo (para la parroquial de Jumilla llegarían a alcanzar en 1695 la descomunal cifra de 82280 reales), tiene su traducción directa en la alta consideración social de sus poseedores.

    El desempeño de la sacristía por Tornel habría de ser bastante breve: en 1765 es sustituido por Mateo Navarro, sin que sepamos la razón, dado que no necesariamente los cargos se renovaban anualmente.
  5. A .P.S.N. Libro de Cabildos de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Benditas Animas, f.36.
  6. Archivo Histórico Provincial de Murcia (A.H.P.Mu.). Ante Francisco Jiménez Ortega, prot. 3134, f. 253.
  7. José María Ibáñcz nos da la fecha de su constitución, dentro de sus «Notas de hechos memorables y acuerdos de la Archicofradía del Rosario», de Murcia, cuando, al referirse a los de 1758, afirma que «asistió a la fiesta (la de la titular) la capilla de música del Colegio de San Esteban, a las misas, salves y procesión de la octava: 450 reales. Firma el recibo Ambrosio Mariano Ponce. Es la que se llamó luego capilla de música de las MM. Agustinas, fundada en el Colegio de San Esteban en 1730». Vidc Rebuscos de José María Ibáñcz. Notas I. Texto manuscrito.Archivo del Musco Provincial de Bellas Artes de Murcia (A.M.P.BB.AA.).

    Consuelo Prats, sin embargo, señala como fecha de fundación de esta Capilla, ya en el convento de Agus­tinas, la del 15 de mayo de 1768, consecuencia de un acuerdo estatutario adoptado por ocho vecinos y músicos de la ciudad, con el fin «de controlar las actuaciones y pagos, fuera de la Catedral, en comedias, funciones de pólvora, bodas y veladas» . Cf. Enciclopedia de la Música Española e Hispanoamericana, VII, p.895.

    Es indudable que debió existir una notable competencia y recelo entre esta y la Capilla catedralicia; así, en 27-X-1780, el maestro de ésta leía un informe al Cabildo donde se quejaba de que algunos de los músicos bajo sus órdenes, a pesar de las prohibiciones expresas, «ocurre la novedad de no apreciar sus avisos algunos de ellos, yéndose a asistir con la capilla volante, llamada de Madres Capuchinas, digo Agustinas, debiendo asimismo tener presente que los músicos de ésta, por acta, no asisten con la capilla de esta Santa Yglesia en las funciones defuera de ella». Y, por ello, el Cabildo determinaba que todos los músicos debían obediencia al maestro y que ninguno podía salir a tocar con la de Agustinas, «por ningún titulo o manera, pública ni secre­tamente, en funciones eclesiásticas o profanas ni de otro modo.
  8. Cf. A.H.P.Mu. Prot. 3132, ff. 177, 334.
  9. En el «Empadronamiento de todos los yndibiduos que comprende toda la parroquia de San Nico­lás», elaborado en 1787, en la casa número 281, sin especificación de la calle, se hace constar el de D. Tadeo Torncl, «artesano». En el mismo edificio viven, junto a él, un varón de más de 50 años, otro entre 25 y 40, un menor de de 7, una hembra entre 16 y 25, tres mujeres menores de 7 y un viudo mayor de 50. Cf. Archivo Municipal de Murcia (A.M.Mu.). Padrones de la ciudad, huerta y campo. Legajo 3489.
  10. La mayoría de estas compras se protocolizaron en Alhama ante los escribanos Antonio, Lorenzo y Manuel de Falzes, y Manuel Martínez Lujan; cf. Archivo Histórico Provincial de Murcia (A.H.P.Mu.), prots. nos. 2312 al 2315, 6676, 6677 y 6680 al 6682, ff. diversos. Sólo dos de las que se tiene registro lo fueron en Totana. Cf. Archivo Municipal de Totana. Sección Escribanía, ante Juan Diego Ruiz. Legajo 39, ff.35, 41.
  11. Con independencia del órgano, del que siempre hubo, salvo breves intervalos, al menos un taller es­table en la capital, desde finales del XVI hasta principios del XX, no debió estar tampoco desamparada la construcción de los otros instrumentos de teclado, en especial, espinetas, clavicordios y clavecines. En los números de 1878 del Semanario Murciano, un erudito que prefirió firmar como «un aficionado» afirmaba en sus «Apuntes para la historia de la música en Murcia», y antes de enumerar la larga serie de factores autóctonos de pianos, lo siguiente: «Antón Ramírez, organero que ayudó a la colocación de este órgano (se refiere al gran instrumento de 1592) fue sin duda el primero en construir en Murcia espinetas y claves, y aún pueden verse los restos de una que a él se le atribuye en el Colegio de San Leandro. Desde esta época hasta nuestros días, puede decirse que no han faltado en nuestra ciudad buenos constructores de instrumentos de teclado y cuerdas». Vidc Museo Provincial de Bellas Artes.

    Instrumentos que debieron atender a la vez la demanda de iglesias y conventos (no hay que olvidar que los clavicordios gozaron siempre de la estima de los organistas como excelentes máquinas donde ejercitarse, sin necesitar, como ocurría con los órganos, la inevitable y costosa presencia del fuellero), y la de la burguesía acomodada. Así, en 1773, Richard Twiss, miembro de la Sociedad Real de Londres, podía disfrutar de las veladas que, con música, cantos y bailes, en su honor organizaba Doña Teresa Pina, «brillando en aquellas reuniones la hija de la anfitriona, excelente tocadora de guitarra y muy decorosa clavecinista». Cf. Pérez Gómez, Antonio. Murcia en los viajes por España. Ed. de Cristina Torres Suárez. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia,1984, p. 70.
  12. Archivo Histórico Orihuela. Libro de Fábrica Mayor de la Catedral. Sig. D-1880, f. 38v.
  13. Se encuentra en las dependencias de la Sección de Arqueología del Museo de Murcia. Consuelo Prats también señala la existencia de una obra escrita por él, en concreto un Miserere, entre las partituras conserva­das en el archivo de música de la Catedral de Murcia. Cf. op. cit.
  14. El aro de doble curva trabaja mucho mejor que los rectos, con ángulos que deben encolarse para unir los distintos tramos, al soportar más eficientemente, por tratarse de una única pieza, las grandes fuerzas que generan las cuerdas tensadas. En el caso de este instrumento, con orden triple de cuerdas, la ventaja es induda­ble.
  15. Archivo Histórico Provincial de Albacete. Protocolos de Alcaraz, ante Francisco Javier Ramírez. Legajo 327, cuaderno 1776, f.107.
  16. Precisamente el año de construcción del invento de Tornel, 1777, es el de la patente por parte del inglés Robcrt Stodard de un «instrumento de combinación», formado por un órgano con clavecín acoplado.
  17. Para la equivalencia monetaria entre la libra valenciana y el real de vellón, hemos aceptado la que ofrece Mateo Fernández de la Perrería en su obra Nuevo tratado de reducción de monedas efectivas e imagi­narias destos Reinos de España a reales de vellón, publicada en Madrid, en 1760. Según este autor, el cambio efectivo, correspondiente al año de 1740, vendría a ser el siguiente: 1 libra = 1 peso de a 8 reales de plata vieja = 15 reales más 2 maravedíes.
  18. Entre 1773 y 1774, el infante D. Gabriel de Borbón encargó al organero Joseph Casas la construcción del célebre órgano doble «vis-a-vis», con la ayuda del relojero Manuel Zerclla, descrito en su dia como «órgano de dos órdenes de nueva invención», con la extensión de 61 notas y reducido número de registros y para el que, presumiblemente, compuso Soler sus conciertos. A la muerte del Infante, el instrumento fue puesto en venta, en la casa-taller del organero Thomás Risueño, por el precio de 6000 reales de vellón, entre 1790 y 1791, llegando a ofrecerse años más tarde por la mitad de su valor de tasación ante la ausencia de compradores. (Vide Beryl Kcnyon de Pascual en Ritmo n" 550, 1985). La similitud de valores entre este órgano y el clavecín de los Riquelme abunda a favor de la singularidad y rareza de éste.
  19. Este mismo erudito, claro entusiasta de los pianos y de encendidos elogios hacia Tornel y su obra, no lo es tanto a la hora de enjuiciar la utilidad de los clavicordios. Así lo confiesa cuando escribe: «Es el Manucordio o Manacordio el instrumento más grosero de teclado que se conoce. Su caja es de pino pintado, sus cuerdas de mala calidad, y su mecanismo consiste en largas teclas en cuyos estremos hay clavadas, sobre pedacitos de madera sobrepuestos, láminas de cobre encargadas de hacer sonar las cuerdas. Su estensión, de cinco octavas, carece de apagadores, su pulsación es incalificable y su sonido estridente». M.P.BB.AA., op. cit.
  20. M.P.BB.AA., op. cit.
  21. Organista de la Catedral, compositor, hombre de gran prestigio y respeto en los ambientes artísticos provinciales y autor de la Reseña del Gran órgano de la Sta. Iglesia Catedral de Cartagena, sita en Murcia, fabricado por los señores Merklin, Schütze Compañía, publicado en 1891.
  22. Nótese que Calvo habla de piano cuando se refiere al mismo instrumento que el anterior firmante calificaba de clave.
  23. M.P.BB.AA. Op. cit.
  24. M.P.BB.AA. Ibídem.
  25. Con este calificativo quedaba muy clara la singularidad de este maestro, muy por encima de la del mero constructor más o menos habilidoso y las más de las veces empírico. Entraba de lleno en el campo de la especulación creativa, y en nada se distancian estos elogios de los otorgados al belga Merlin, citado más arriba, cuando se le distinguía bajo el apelativo de «The Ingcnious Mcchanick».
  26. Archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Libro I de actas (1777-1790), f. 21.
  27. El hecho de que sea el libro de bautismos correspondiente a los años 1781-1787 el primero de los tres únicos conservados en el Archivo Parroquial impide saber si fue este o no el primer fruto del matrimonio, a través de esta fuente. Por el padrón relativo a 1794, una vez ya fallecido Tornel y regresado su familia a la villa desde Murcia sabemos que, en la calle Larga, junto a la viuda Catalina Carrasco convivían María, hija de 17 años, Rosario, de 16, Hermenegilda, de 12, y Tadco, de 9. Es por ello que las dos primeras deben sumarse a la línea del mapa familiar que figura en el Anexo, así como María Josefa que debió nacer en el breve plazo que media entre Juana y la muerte del maestro, y que todavía vivía, en 1854, en la casa familiar de la calle Larga, soltera y a la edad de 68 años. (Cf. Archivo Municipal de Alhama. Legajo Padrones).
  28. Catalina Carrasco, hija de Francisco y de Ginesa Hernández, ambos vecinos de Mazarrón, había nacido en 26-111-1754 y se bautizó en la parroquial de San Andrés de esa villa; era, por tanto, 25 años menor que su marido. Vide Archivo Parroquial de Mazarrón, Libro de Bautismos de San Andrés (1750-1758), f.71v. Su matrimonio con Tornel no se celebró en esa localidad ni tampoco en la de Alhama, por lo que cabe concluir que probablemente tuvo lugar ya en Murcia. Una vez más, las pérdidas experimentadas en el conjunto docu­mental de la parroquia de San Nicolás no permiten verter más luz sobre este punto: del siglo XVIII sólo se conserva un libro nupcial que comienza en 1780.
  29. A.H.P.Mu. Ante Manuel Martínez Lujan, prot. n° 2317, f. 4-3".
  30. A.H.P.Mu. Ante Manuel Martínez Lujan, prot. n° 2317.
  31. A.H.P.Mu. Ante Manuel Martínez Lujan, prots. n°. 2318, f.39-3a; 2319, f.!6-la. Ante Manuel Segun­do de Falzes, prots. 6711, f.35-la y 147-4a.
  32. La existencia de esta pieza ha sido señalada, con anterioridad, en algunas ocasiones; en especial, por Rafael Puyana y Cristina Bordas. Véase de esta última el artículo «Tradición e innovación en los instrumentos musicales» en La música en España en el siglo XVIII. Ed. Malcolm Boyd y Juan José Carreras. Madrid, 2000.
  33. Desgraciadamente, ha sido imposible completar la recogida de todos los datos intrínsecos del instru­mento, así como la realización de un segundo y más completo y preciso reportaje fotográfico.

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